ARTE X ARTE
Las
creaciones de arte son exponentes de cultura viva, adelantan y transfieren
significados heterogéneos en su diversidad de géneros o disciplinas, nos
sorprenden, a veces, emocionan al espíritu que busca identificación en la
novedad y en la continua renovación se recrea un estado indescriptible, es la
rotación que nunca para de alimentar
ideas, dejando espacio libre
entre el suelo y los pies del creador, que,
resiste a contra viento a pisar tierra firme. Renaciendo en su propia
evaporación todas las veces que pretende acariciar levemente un trozo de la obra soñada.
En ese antes y después que
marca e identifica la obra entregada, se traslada un compás apreciado y eterno hacía la
inmortalidad, más allá de la historia, el arte vive para siempre, entrelazando
a generaciones prometidas a su belleza. En la frase hecha: “Por amor al arte”,
se adivina un futuro incierto e inseguro,
una situación que asusta a los humanos en su estabilidad transitoria, en
cambio, los artistas generalmente
trabajan sin metas establecidas, sus proyectos se basan más en idear
creaciones que en conseguir estabilidad. El arte
y su magnitud supera y permanece inerte ante su propio artesano, en la
mayoría de los casos, no es la gloria
laureada ni las trompetas matinales las que inducen a crear, más bien sería inexpresable,
como el propio amor que casi nunca tiene
explicación definida. Ni atado, ni fijo a nada, de todos y de nadie.
Es digno de mencionar a todos
aquellos que enaltecen, promulgan, difunden
y ayudan a engrandecer al arte, más y más, (dentro de sus espacios)
ellos, casi invisibles, colaboran
admirablemente en los muchos huecos vacíos para que se llenen de esplendor. La
obra terminada no concluye hasta no verse irradiada en su propia luz, requiere la fuerza exterior para ser diluida y
apreciada, luego, a través de los años
se corona en fundido estigma para la historia, lo mismo que la vertiente gris
pizarra que saltando los acantilados se refleja en el agua para siempre. Igual
que la huella que corrobora a todas las artes, por los sinfines de la Tierra.
AVARICIA
Es contagiosa y
peligrosamente compartida, ella nos mueve, nos refleja en su luz de oro
brillante y cegador, sabe intervenir con su poder e intercede con minuciosa y
extremado sigilo para mover el motor que dirige su objetivo, es una gran caja
invisible de puertas abiertas donde entramos deslumbrados y voluntariamente, en
sus redes es muy fácil enredarse, algunas veces, nos entregamos para siempre y
sin darnos cuenta nos convertimos en lo que nunca henos querido ser.
En este mundo de
consumismo pleno y absurdo que nos evoca
constantemente a poseer todo aquello que esté a nuestro alcance, solo
por eso, por de tenerlo, por almacenarlo y acumularlo conscientemente y sin
sensatez.
En esa gran
pirámide de incoherencia está presente una gran parte de los ámbitos sociales,
los enormes retos de avaricia aparecen en los estamentos y en sus grandes
decisiones, esas reglas impuestas aseveran sin piedad sobre los más
desfavorecidos, los demás nos quedamos inerte ante su aplastante poder.
Por mucho que la transversalidad se oponga a una serie de medidas nefastas o
que se grite a los cuatro vientos la disconformidad más aplastante, la realidad
es otra.
Si nos detenemos
a observar, en nuestro alrededor se perciben
algunas personas que pueden estar
equivocadas, sin darse cuenta, sienten adoración por lo superfluo y por lo material, algunas
incluso pelean por la más ridícula calderilla, sin entrar en juicios de valor
contaminantes se podría considerar que son seguidores a ultranza de una
disciplina marcada por las reglas establecidas, esa no es otra, que, seguir los
pasos de la fábula de la hormiguita que
teniendo su casa repleta, cerró de bruces la puerta a la cigarra.
Es decir, todo es mío.
Aquí, inscribo
un poema de mi último libro “REUNIDOS CON EL SOL”
SIMPLES
Personas inadvertidas, simples, lo común no hacerse ver
ni guapos, ni feos, personas que no despiertan miradas
jóvenes y mayores que pasan invisibles y mudos
no entran en modas ni en trepidantes planes
ni de vuelta de nada van a parte
alguna.
Vidas que ignoran tener la humildad pegada a la piel
consagradas a sus mundos y dentro del silencio
pasan casi sin pasar por la vida, sin hacer ruido
sus rostros ya dicen que no desean nada concreto
desear, desear…y más desear, es un mal contagioso
que ellos no desean.
Personas que se entregan a la vida sin
exigir nada
sin nada más
andan por ella en paz, sin
conocer retos ni metas
la ansiedad por tener no es su modelo a seguir
prosperar es para ellos un domingo de sol
una tarde de invierno y un café es su festín.
Despertar siempre que no llueva,
es un regalo
lo que apenas interesa a la gran mayoría les pertenece
son poseedores de la sencillez más espléndida
lo mismo que el agua insípida que nos hidrata
se hace imprescindible en nuestra existencia
son ellos los dueños de su espíritu simple y bello.
Y sin saberlo, ellos son los únicos hijos de la Libertad.
Dedicado con mucho afecto a todos los
lectores de SOLERA.
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