MERCEDES SOPHÍA RAMOS. Escritora Grupo ALAS

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martes, 16 de mayo de 2017

EL AVISADOR MALAGUEÑO . Nuevo Artículo publicado. GUILLERMINA SOTO

GUILLERMINA SOTO, ACTRIZ
     
              
                Maestra de Antonio Banderas y otros
                grandes artistas de Málaga.


  

Guillermina Soto fue una actriz muy conocida en la mitad del siglo pasado, su impronta no dejaba indiferente a nadie, a veces, no es tan importante para un intérprete estar al lado de la perfección escénica, lo  más primordial son los elementos que conectan definidamente con la crítica del público, los observadores  difieren y polemizan sobre la magia que envuelve a algunos actores, que, sin ser especialmente notables, saben seducir  muy sobradamente a sus seguidores, esa excelencia sigue siendo un enigma sin resolver, podría citar a innumerables artistas, entre los que sabemos que no terminarán jamás de saber   cantar, bailar o interpretar de manera sublime, sin embargo, todos ellos, saben embelesar nuestra capacidad de sorprendernos,  llegando a cautivar a  masas abundantes dentro de sociedades distintas en forma y tiempo.

Es el caso de Guillermina Soto, ella nació 1898 en Madrid, aunque muy pronto se instalaría en  Málaga, se puede decir que gran parte de su carrera la desempeñó en teatros o cines malagueños que se habilitaban para recrear obras clásicas de autores principalmente griegos, los dramaturgos la inspiraban mucho más que la comedia de contenido ligero, por entonces, estaba muy de moda las comedias humorísticas o picantes, sin duda, Guillermina supo implantar un teatro profundamente serio, para el cual  se necesitaban grandes actores y actrices que supieran transmitir textos de un alto nivel cultural. La exaltación de tales obras se representaban a veces en el Teatro Romano, al igual que lo hacía su gran competidora Ángeles Rubio Argüelles, otra gran dama del teatro de la que escribí en números pasados.

Se sabe que su amor por el teatro formaba parte de su vida, tanto, que los fines de semana los dedicaba a recibir en su domicilio a distintos aspirantes que recibían clases de disertación e interpretación, son muchos los actores que hoy la recuerdan, entre ellos, Antonio Banderas que pudo aprender a su lado técnicas de improvisación y puesta en escena, él mismo lo relató en su momento en el Diario el Mundo, considerando y agradeciendo el talento de Soto. Su tarea docente fue imparable e incondicional, su casa estaba abierta para todos aquellos amantes del arte escénico. A veces, los mecenas o ayudadores culturales que surgen casi al azar nos moldean para siempre en el camino de la creatividad,  también a veces, el sentido contrario puede surtir un efecto de gran negatividad, una palabra o gesto desfavorecedor  pueden hundir a un artista  desmotivando su ingenio e eliminando el deseo de continuar, evaporándose en el aire los sueños que jamás volverán.

Volviendo a Guillermina nos detenemos en su afán por la interpretación y sobre todo por lo que una diva entiende, de tal manera que ella se negaba rotundamente a no ser la protagonista absoluta de las obras que representaba, le daba igual si el personaje principal era hombre o mujer, ella se introducía en el papel de Don Juan Tenorio, alegando que el público no observaba ese detalle sino del poder de la persona que engendraba la obra. Ya muy mayor le costaba hacer movimientos con la agilidad y el dinamismo que se prestaba al personaje, aún así, su fidelidad y entrega la envolvía con su halo de fuerza, sin pararse en la edad u otras limitaciones.
En su última etapa, Guillermina alquilaba sus más de dos mil trajes o vestidos que ella había usado para sus muchas representaciones y también cuando asistía a las fiestas que se daban en el Miramar u otros lugares. Los trajes los exponía desde la cristalera de su casa en la calle Alarcón Luján, siendo una señal inequívoca de una situación económica algo mermada, desafortunadamente algunos artistas que en su momento han brillado se tornan  decadentes por variadas circunstancias.

La actriz formó a insignes artistas, entre otros, Pepe Salas, Mariluz Riozzo, Víctor Poyuelo o Lucio Romero,  además del mencionado Antonio Banderas, también ayudó a otras disciplinas artísticas, el escritor Luis Melero y el pintor Pepe Bornoy o Paco Moreno la recordaran como a una mujer culminada  y desbordante en pos de la cultura malagueña.


Por todo lo que su imagen marcó el significado del teatro, es muy bueno recordarla y no dejar en brazos de lo efímero el grato recuerdo de su labor, por ello, se espera que muy pronto se le otorguen en Málaga los reconocimientos que se merece su memoria.






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