ADJUNTO UNO DE MIS ARTÍCULOS QUE SE PUBLICÓ EL PASADO DICIEMBRE.
AUNQUE EL TEMA ES MUY NAVIDEÑO CREO QUE SE PUEDE AJUSTAR A CUALQUIER MES DEL AÑO.
INVITACIÓN DE NAVIDAD
Makan estaba al
borde de la acera, el semáforo en rojo era su pan, no fallaba ni un solo día,
estaba allí con sus ambientadores de variados perfumes y sus servilletas, él
ofrecía a los conductores sus pocos productos, no era su estilo insistir demasiado para obtener el preciado euro,
así Makan se pasaba toda la jornada de un lado para otro, a veces, estaba allí
más de doce horas seguidas. Para algunos conductores era algo familiar verle en
la esquina, tanto era así que los conductores más sociables no pasaban sin saludarlo.
Uno de esos días
llovía torrencialmente, era Diciembre y con la Navidad próxima, el semáforo a
punto de ponerse en verde y la manta de agua apenas dejaba visibilidad, solo se
escuchaba un tremendo sonido de cláxones al unísono, la ansiedad por pasar se
interrumpió por uno de los coches que no conseguía arrancar, Makan al
percatarse cruzó como un rayo y se dispuso a poner orden en la circulación,
poco a poco pudo controlar la situación al igual que un autentico profesional, mojado como un pez
preguntó al conductor.
-¿Puedo
ayudarle?
- No, no hace
falta, ahora mismo llamo al seguro.
-Ya, pero está
usted en medio de la calle.
-Yo no puedo
mover el coche solo.
- Por eso.
Markan, sin
pensarlo abrió la puerta del copiloto y empujó el vehículo con todas sus
fuerzas, al momento el hombre se bajó e hizo lo mismo hasta despejar el carril,
la lluvia no cesaba.
-Si quiere usted
intentamos arrancarlo, creo que se ha ahogado con tanta agua.
-Eso sería un
milagro.
El hombre se despojó
de la desconfianza e invitó a Markan a ponerse a los mandos, al segundo intento
el coche se puso en marcha, instantáneamente sus caras relejaban alegría.
-¡Muchas gracias
amigo! Ten estos diez euros, te los has ganado.
-No. No le he
vendido nada. La ayuda no se paga.
El hombre quedó
perplejo, al despedirse solo le preguntó
su nombre.
Pasaron dos
semanas del episodio, era un día de sol espléndido, Markan seguía en el mismo
lugar y el semáforo en rojo, un coche paró adrede delante de él.
-El otro día no
me presenté, me llamo José, pero todos me dicen Pepe.
-Muchas gracias
Pepe, esta noche es Nochebuena, espero que lo pase muy bien con la familia.
-Sí, sí, cada
año lo celebramos todos juntos. ¿Y tú?
-No, no, yo me
apaño, hace tres años que lo paso así.
-¿Así Cómo?
-Solo.
Debió ser el
espíritu navideño que inexplicablemente cala muy dentro, el caso es que sin
pensarlo dos veces Pepe le dijo.
-Vente a casa a
cenar, vivo muy cerca de aquí. Esta noche me acercó, espérame aquí.
Eran sobre las
nueve de la noche, Pepe y Markan subían
en el ascensor, la cena esperaba. Pepe abrió la puerta, al entrar al salón
todos quedaron sorprendidos, su mujer haciendo un aspaviento se acercó a su
marido.
-¿No sé qué hace
este hombre aquí? Tenías que haberme consultado, si él se queda yo me voy.
Al instante Pepe
escuchó que la puerta de entrada se cerraba, Markan se había marchado.
La cena
transcurrió sin pena ni gloria, para Pepe fue la peor de su vida. Se fue a la
cama antes de que dieran las doce.
Pasaron dos
largos meses, era víspera de fiesta, la calle estaba a rebosar, la gente iba y
venía y Markan seguía en su esquinita del semáforo, a lo lejos vio correr a una
señora que pretendía cruzar en ámbar, irremediablemente un coche tenía sus
mismas intenciones, Markan se interpuso y dando un fuerte empujón a la señora
evitó lo peor, él derrapó por el suelo.
Enseguida se
reconocieron, ella se acercó y muy dulcemente lo ayudó a levantarse.
-Eres un hombre
muy fuerte, doy gracias, no te ha pasado nada.
Él permaneció
cayado, mientras se sacudía toda la
ropa, ella le dijo.
-Si este domingo
no vinieras a casa a comer yo jamás
podré ser feliz.
AQUÍ, OTRO DE MIS ARTÍCULOS DE PASADAS EDICIONES DE "SOLERA"
A veces, la
vanidad nos contamina, nos invade dentro de sí, lo peor es que lo sabemos, lo
sentimos dentro y básicamente dejamos que se instale cómodamente en nuestro
interior. Existe de muchas maneras y se manifiesta en otras tantas e
interminables acciones, dicen que puede enmascararse en los nuevas corrientes
del llamado buenismo, es decir, hacer el bien para justificar el bien propio,
en todos los casos si analizamos comportamientos ajenos y propios no hay que
ser ninguna lumbrera para darnos cuenta que la máquina de la vanidad funciona
desmedidamente en nosotros, nos atrapa y nos seduce muy sutilmente.
Frases hechas
que oímos o decimos frecuentemente y que nos hacen reflexionar por lo
equivocadas que son, por ejemplo: “yo
hago con mi vida lo que me da la gana” si pensamos detenidamente…, es la
vida la que hace de nosotros/as lo que ella quiera que fluya, las personas
somos títeres del Universo entero y en muchas ocasiones nos llevan y nos traen
a su merced.
El burro siempre
ha tenido muy mala fama, se ha tachado de torpe durante siglos, sus orejas han
coronado el intelecto mermado de las personas en honor a su figura lerda y
obtusa, se ha confundido su nobleza por la de un adoquín y por ser abnegado y trabajador se ha abusado
muy cruelmente de él, ahora bien, su propia dignidad nos ha enseñado su total
falta de vanidad, al contrarios de las personas estos animales han soportado en
sus lomos grandes pesos y a pesar de haber tenido sus patas llenas de mataduras
han continuado su faena hasta el final, cuando podían perfectamente dar una gran coz, ellos
se aliaban muy fuertemente a la
humildad.
Por algo este
animal llevó a la Virgen y Ella quiso que le llevara.
Las personas
deberíamos tomar la difícil iniciativa de no ser esclavos de esa vanidad que
nos hace sentirnos únicos e irremplazables, de aprender del burro y saber que
no siempre somos protagonistas destacables en este viaje tan bonito llamado
vida.
Aunque la
humildad a veces se confunda con la ignorancia y la tontez, siempre prevalecerá
por ser un signo de inteligencia y
también de libertad.