MERCEDES SOPHÍA RAMOS. Escritora Grupo ALAS

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miércoles, 30 de enero de 2019

SOLERA REVISTA

EN ESTE NÚMERO 127 DE LA "REVISTA SOLERA" QUE PATROCINA EL AYUNTAMIENTO DE MÁLAGA LLEVO ESCRIBIENDO ARTÍCULOS ALGUNOS AÑOS.
ADJUNTO UNO DE MIS ARTÍCULOS QUE SE PUBLICÓ EL PASADO DICIEMBRE.
AUNQUE EL TEMA ES MUY NAVIDEÑO CREO QUE SE PUEDE AJUSTAR A CUALQUIER MES DEL AÑO.

INVITACIÓN DE NAVIDAD

Makan estaba al borde de la acera, el semáforo en rojo era su pan, no fallaba ni un solo día, estaba allí con sus ambientadores de variados perfumes y sus servilletas, él ofrecía a los conductores sus pocos productos, no era su estilo  insistir demasiado para obtener el preciado euro, así Makan se pasaba toda la jornada de un lado para otro, a veces, estaba allí más de doce horas seguidas. Para algunos conductores era algo familiar verle en la esquina, tanto era así que los conductores  más sociables no pasaban sin saludarlo.
Uno de esos días llovía torrencialmente, era Diciembre y con la Navidad próxima, el semáforo a punto de ponerse en verde y la manta de agua apenas dejaba visibilidad, solo se escuchaba un tremendo sonido de cláxones  al unísono, la ansiedad por pasar se interrumpió por uno de los coches que no conseguía arrancar, Makan al percatarse cruzó como un rayo y se dispuso a poner orden en la circulación, poco a poco pudo controlar la situación al igual que  un autentico profesional, mojado como un pez preguntó al conductor.
-¿Puedo ayudarle?
- No, no hace falta, ahora mismo llamo al seguro.
-Ya, pero está usted en medio de la calle.
-Yo no puedo mover el coche solo.
- Por eso.
Markan, sin pensarlo abrió la puerta del copiloto y empujó el vehículo con todas sus fuerzas, al momento el hombre se bajó e hizo lo mismo hasta despejar el carril, la lluvia no cesaba.
-Si quiere usted intentamos arrancarlo, creo que se ha ahogado con tanta agua.
-Eso sería un milagro.
El hombre se despojó de la desconfianza e invitó a Markan a ponerse a los mandos, al segundo intento el coche se puso en marcha, instantáneamente sus caras relejaban alegría.
-¡Muchas gracias amigo! Ten estos diez euros, te los has ganado.
-No. No le he vendido nada. La ayuda no se paga.
El hombre quedó perplejo,  al despedirse solo le preguntó su nombre.
Pasaron dos semanas del episodio, era un día de sol espléndido, Markan seguía en el mismo lugar y el semáforo en rojo, un coche paró adrede delante de él.
-El otro día no me presenté, me llamo José, pero todos me dicen Pepe.
-Muchas gracias Pepe, esta noche es Nochebuena, espero que  lo pase muy bien con la familia.
-Sí, sí, cada año lo celebramos todos juntos. ¿Y tú?
-No, no, yo me apaño, hace tres años que lo paso así.
-¿Así Cómo?
-Solo.
Debió ser el espíritu navideño que inexplicablemente cala muy dentro, el caso es que sin pensarlo dos veces Pepe le dijo.
-Vente a casa a cenar, vivo muy cerca de aquí. Esta noche me acercó, espérame aquí.
Eran sobre las nueve de la noche,  Pepe y Markan subían en el ascensor, la cena esperaba. Pepe abrió la puerta, al entrar al salón todos quedaron sorprendidos, su mujer haciendo un aspaviento se acercó a su marido.
-¿No sé qué hace este hombre aquí? Tenías que haberme consultado, si él se queda yo me voy.
Al instante Pepe escuchó que la puerta de entrada se cerraba, Markan se había marchado.
La cena transcurrió sin pena ni gloria, para Pepe fue la peor de su vida. Se fue a la cama antes de que dieran las doce.
Pasaron dos largos meses, era víspera de fiesta, la calle estaba a rebosar, la gente iba y venía y Markan seguía en su esquinita del semáforo, a lo lejos vio correr a una señora que pretendía cruzar en ámbar, irremediablemente un coche tenía sus mismas intenciones, Markan se interpuso y dando un fuerte empujón a la señora evitó lo peor, él  derrapó por el suelo.
Enseguida se reconocieron, ella se acercó y muy dulcemente lo ayudó a levantarse.
-Eres un hombre muy fuerte, doy gracias, no te ha pasado nada.
Él permaneció cayado, mientras  se sacudía toda la ropa, ella le dijo.
-Si este domingo no vinieras  a casa a comer yo jamás podré ser feliz.

AQUÍ, OTRO DE MIS ARTÍCULOS DE PASADAS EDICIONES DE "SOLERA"

 LA VANIDAD DEL BURRO


A veces, la vanidad nos contamina, nos invade dentro de sí, lo peor es que lo sabemos, lo sentimos dentro y básicamente dejamos que se instale cómodamente en nuestro interior. Existe de muchas maneras y se manifiesta en otras tantas e interminables acciones, dicen que puede enmascararse en los nuevas corrientes del llamado buenismo, es decir, hacer el bien para justificar el bien propio, en todos los casos si analizamos comportamientos ajenos y propios no hay que ser ninguna lumbrera para darnos cuenta que la máquina de la vanidad funciona desmedidamente en nosotros, nos atrapa y nos seduce muy sutilmente.
Frases hechas que oímos o decimos frecuentemente y que nos hacen reflexionar por lo equivocadas que son, por ejemplo: “yo hago con mi vida lo que me da la gana” si pensamos detenidamente…, es la vida la que hace de nosotros/as lo que ella quiera que fluya, las personas somos títeres del Universo entero y en muchas ocasiones nos llevan y nos traen a su merced.
El burro siempre ha tenido muy mala fama, se ha tachado de torpe durante siglos, sus orejas han coronado el intelecto mermado de las personas en honor a su figura lerda y obtusa, se ha confundido su nobleza por la de un adoquín  y por ser abnegado y trabajador se ha abusado muy cruelmente de él, ahora bien, su propia dignidad nos ha enseñado su total falta de vanidad, al contrarios de las personas estos animales han soportado en sus lomos grandes pesos y a pesar de haber tenido sus patas llenas de mataduras han continuado su faena hasta el final, cuando  podían perfectamente dar una gran coz, ellos se  aliaban muy fuertemente a la humildad.
Por algo este animal llevó a la Virgen y Ella quiso que le llevara.
Las personas deberíamos tomar la difícil iniciativa de no ser esclavos de esa vanidad que nos hace sentirnos únicos e irremplazables, de aprender del burro y saber que no siempre somos protagonistas destacables en este viaje tan bonito llamado vida.
Aunque la humildad a veces se confunda con la ignorancia y la tontez, siempre prevalecerá por ser  un signo de inteligencia y también de libertad.








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