AMISTAD
Dentro del
convencimiento interior más sublime nos encontramos con el ideal e inquebrantable
poder de la amistad, en esa vertiente alta se inscribe la transferencia más
comunicativa entre los seres racionales, son muchas las razones para enaltecer
su potencia y su fuerza, es más, cuando la amistad es sincera no requiere
esfuerzo o compromiso alguno. La amistad está dentro de cada persona
libremente, pasa sin rigor y se instala dentro de los sentimientos y de las
emociones creando un magnífico bosque de confianza, en sus árboles crece la
armonía que suscita una serie de factores que iluminan el sendero de cada cual,
es sentirse acompañados, escuchados, protegidos...
La amistad
sobrevive dentro de cualquier contrariedad, ayuda, perdona, comprende, anima y revive
dentro de sí misma; es agradecida y amable, no culpa ni cuestiona e intenta
emerger lo mejor de su divino tesoro. Al comprobar su savia dulce se logra el
contrapunto que corresponde con la aseveración
más exquisita y delicada, sin normas ni protocolos emerge sin más razón
que el cariño que la sustenta, no todos tenemos esa gran capacidad, eso es un
don solo para algunos elegidos. Su lenguaje queda vestido de sabiduría en todas
las culturas, siendo comprendida de igual manera en todos los países de la
Tierra.
En su centro se
desarrolla grandes empresas y uniformes obras que son realizadas dentro de su
esfera brillante y luminosa, la amistad construye en su abrazo fraterno todas
las metas que se proponga, sin límites consigue en su hado lazos de unión y de
concordia que culminan en la satisfacción individual o colectiva. Su mejor
virtud reposa en salvar de la soledad a las personas más necesitadas y su mejor
valor resulta dar un cero de interés. A veces, no basta dar las gracias al amigo
que te tiende su mano, es mucho más, entonces sobran las palabras, ahora bien,
la amistad verdadera requiere una máxima de sinceridad, no le podrá convencer
recibir banalidades, frecuentemente se dicen palabras que se usan de coletillas,
a la ligera, esas suelen ser impostoras al profundo sentimiento que nace desde
el corazón de la amistad.
Sencillamente es
así, si descubres y compruebas la inmensa alegría de contar en tu vida con
algún amigo/a que te entregue tal cúmulo de buenas y leales sensaciones, sabrás
dentro de ti lo que realmente significa la palabra amistad.
Siempre que se
sueña es muy fácil suponer más allá de la realidad, mucho más allá de todo lo
posible, soñar no cuesta nada, sólo echarse a volar y luego saber volver a la
cotidianidad y aterrizar en el día a día. Los voladores sueños están ordenados
en espacios ceros, se pueden visualizan solo cuando quedan dentro del aire,
ellos se comprimen o se expanden dentro de la individualidad de la persona, son
adaptables, y a la justa medida del que imagina lo soñado, su gran potencial es poder hacerlos realidad por unos segundos, en
los sueños bonitos se reencuentran infinitos factores, pueden ser afectivos,
laborales, introspectivos o de mil maneras diferentes, el objetivo es llegar a
la meta deseada y vivir esos momentos de felicidad como si sucedieran de verdad,
es estar en el lugar deseado, sentir y casi tocar lo intangible, es palpitar de
alegría y al mismo tiempo pulsar de emoción todos nuestros sentidos.
Los sueños no se combinan con cálculos añadidos y entramadas
maquinaciones, mucho menos con pesadillas o frustraciones, en ese lugar
dejarían de ser sueños, su palabra indica más bien un paseo por la felicidad,
la intención es entrar en las nubes sin más interés que el propio deseo de
soñar. Algunas leyendas apuntan al estado de bienestar que produce esos
pequeños instantes en nuestro ánimo, dicen que estabiliza el pulso, serena la enérgica
pupila al igual que si estuviésemos dormidos, reorganizando una reacción de
serenidad que se traduce en fantásticas y saludables pulsaciones para el
organismo. Así para comprobarlo, se recomienda ejercitar los sueños de vez en
cuando.
¡Unos cuantos minutillos!
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